El color blanco asoma en este oso polar hocicudo que parece mirarnos con ternura y amistad. Amigo del entorno como pocos, el Oso del Artico parece buscar mimetizarse con el paisaje imitando su color, lo que le permite conservar más el calor que con otros colores de pelo, algo necesario allí arriba donde hace frío.
Si bien el oso blanco anterior tenía partes de color negro, como su nariz, quien combina más sabiamente esos dos colores en el ropaje de su propio cuerpo es nada menos que el oso panda. Comedor consuetudinario de las cañas de bambú, este simpático animalito nos engalana con sus típicas orejas negras, lo mismos que sus ojos, como vemos en la foto.
Libertad creadora es la que tiene la Naturaleza para combinar en cada epecimen osuno tanta ternura y belleza. En este caso vemos en este amoroso osezno distintas tonalidades en un registro que va del gris al negro brillante, y también un claro blanco en diversas zonas de la úrsida anatomía del expectante animal.
Este oso Simpatía tiene más gamas de colores todavía, porque incorpora la familia del marrón, además de el negro y el blanco, que ya en su propia cara se combinan de un modo muy curioso pero también muy simétrico y -por qué no decirlo- artístico.
Este oso pardo que vemos extendido sobre el tronco parece estar secándose luego de darse un chapuzón, quizás con alguna osa juguetona, quizás en la soledad que gusta a algunos osos a veces, mientras ofrece a cualquiera que lo vea la belleza de los marrones de su pelaje.